La farola

La Selva de Papel, la tienda "con la que soñaba de pequeña" Lucía y que acumula 40.000 seguidores en sus redes

Lucía, de La Selva de Papel.

Lucía, de La Selva de Papel.

Se llama Lucía, tiene ya más de 41.000 seguidores en Instagram y su 'selva' es una fantasía. Ella es la que está detrás de La Selva de Papel, una pequeñita tienda de Pedregalejo (av. Juan Sebastián Elcano, 137) que pasó de ser una copistería tradicional a un mundo de fantasía a la que encasillar el nombre de papelería debería ser delito.

Lápices y bolígrafos, libretas y carpetas, estuches y mochilas, todo lo que puedes encontrar en una papelería, pero con la etiqueta kawaii, ese término acuñado de la cultura japonesa que viene a definir todo aquello que es lindo, tierno e infantil, extiendo sus productos a todo aquello que puede adaptar estas características, desde peluches a tazas, pasando también por relojes, cantimploras, bombones y chicles que llegan desde especialmente desde Japón pero también desde Estados Unidos, Alemania o Australia.

Las fotos de La Selva de Papel Las fotos de La Selva de Papel

Las fotos de La Selva de Papel

 

Pero La Selva de Papel de luz y de color, como diría Marisol en su emblemática Tómbola, que hoy llama la atención a tanta gente de toda España a través de las redes sociales, fue en sus inicios otra cosa muy diferente hasta que llegó el huracán de la pandemia y el Covid-19 para cambiar por completo todo como sucedió a muchos otras personas. Lucía, que en 2015 se embarcó y recibió el traspaso de una antigua copistería, reconoce que estuvo "cinco años trabajando en algo que no me gustaba y no me hacía feliz, pero no era consciente de ello, solo sabía que algo en mi vida no iba bien, hasta que llegó la pandemia".

Las fotos de La Selva de Papel Las fotos de La Selva de Papel

Las fotos de La Selva de Papel

"Era cerrar o reinventarme", confiesa Lucía, que asegura que fue todo un proceso de creatividad el cambio de La Selva de Papel, pero sobre todo de esfuerzo, dedicación e ilusión, y también la ayuda y apoyo de su pareja: "Poco a poco en 2020 y sin ningún plan de negocios ni una idea clara, fui añadiendo productos diferentes de países como Japón, Estados Unidos, Alemania, Australia... Fueron muchas madrugadas sin dormir buscando proveedores y hablando con ellos a través de un traductor. El color corporativo de la copistería cambió de rojo y verde a colores pastel. Muebles reciclados con cajas de fruta y hechos a mano, horas y horas trabajando para cambiar el suelo, el cartel de la fachada lo hicimos a base de palés, barniz, pintura y mucho pulso, también creamos un mini almacén de la nada".

Las fotos de La Selva de Papel Las fotos de La Selva de Papel

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Cuatro años después de ese camino que inició, esa transformación hacia su propia 'selva',  la ha llevado a esa tienda "con la que soñaba de pequeña". Mucho tiene que ver también con el éxito de La Selva de Papel el gran trabajo en redes sociales de Lucía hasta alcanzar los 41.000 seguidores, de camino hacia los 42K: "Empecé subiendo fotos tímidamente, sin atreverme a enseñar mi cara y mucho menos hablar. Hasta que me fuí soltando y superando el miedo escénico. Ahora hago vídeos enseñando la mercancía que me llega mientras bailo, con efectos especiales, cambios de vestuario, incluso inventándome personajes, Gertrudis fue uno de ellos, que tuvo mucho éxito y aún hay gente que viene a la tienda y me dan recuerdos para ella".

Las fotos de La Selva de Papel Las fotos de La Selva de Papel

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"Ser autónoma es ser vendedora, administrativa, limpiadora, fotógrafa, gestora de redes sociales, contable, relaciones públicas, decoradora y un largo etcétera. No es nada fácil y muchas veces no llego a todo lo que me gustaría, no tengo apenas tiempo libre", cuenta Lucía, que asegura que ahora disfruta y transmite su trabajo con pasión junto a sus seguidores. 

Las fotos de La Selva de Papel Las fotos de La Selva de Papel

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Entre su sinfín de productos que vende, la 'papelería kawaii' es lo que más éxito tiene, aunque también son especialmente curiosos otros productos como "correctores con forma de patita de gato o de refresco, estuches con forma de brick de leche, lápices infinitos, gomas de borrar con forma de aguacate feliz". De hecho, detrás de uno de los más especiales se esconde una historia curiosa. Tiene a la venta el reloj Kit Cat Klock, "un gato negro que mueve la cola y los ojos, mientras da la hora", que comenzó decorando su casa, pasó a rellenar huecos en la pared de La Selva de Papel y encandiló a sus clientes hasta que lo trajo directamente desde California: un diseño de 1932 que ha salido en películas y series icónicas como Cariño he encogido a los niños o Stranger Things.

Las fotos de La Selva de Papel Las fotos de La Selva de Papel

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Otro de los productos de gran éxito son sus 'cajas sorpresa': sus clientes solo le dicen gustos y edad y ella se encarga de darle forma. "¡Tengo un 99% de aciertos!", cuenta Lucía, que reconoce que el boom en las redes le ha llevado no sólo a vender muchos productos online a toda España, sino a vivir también historias increíbles.

"A veces me parece un sueño cuando recibo visitas de personas que han venido desde otras ciudades, como Barcelona, Madrid, Canarias, Asturias y muchos más sitios, ¡sólo para ver mi tienda! Es increíble que planeen un viaje para ver algo que has ido creando poco a poco ti misma", recuerda Lucía, que también rememora otro episodio especial en La Selva de Papel: "Recuerdo con mucho cariño una visita de una madre y su hija. Me contaron que el único regalo que pidió a los Reyes Magos fue visitar mi tienda. Cuando vinieron y me enseñaron un vale regalo por 'una visita a La Selva de Papel', me hizo tanta ilusión y me emocioné tanto que les pedí que me regalaran el vale, ¡lo guardo como si fuera un tesoro!".

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