Málaga

Mi querida orquesta

La Orquesta Filarmónica de Málaga durante una actuación.

La Orquesta Filarmónica de Málaga durante una actuación. / Javier Albiñana

No sé que nos distrae muertos, pero estoy seguro que si llegan a mis queridas amigas almas las recientes noticias de la OFM (Orquesta Filarmónica de Málaga), estarán soportando la purga del sufrimiento por su obra amada. Me refiero a Pedro Aparicio, nuestro alcalde; Gonzalo Martín Tenllado, eficaz colaborador y al gran factótum, Carlos de Mesa, exdirector del Teatro Municipal Miguel de Cervantes. Aquí quedamos dolidos de corazón Octavio Calleya, su excepcional primera batuta, y el menda, torpe edil de Cultura que me dejé todo el resuello en tener bajo mi cuidado, la mejor Orquesta de España de la época; alabada en cuantos auditorios nacionales dejamos ecos sinfónicos, en los inicios del último decenio del siglo XX.

Nuestra Orquesta nació al unísono de la Orquesta sevillana, por acuerdo-protocolo de la Junta de Andalucía y los dos municipios, como solución al amplio territorio andaluz, que imponía más atriles que los de la capitalidad; tras severa lucha de Aparicio, en la que me llovieron los obuses capitalinos. Nuestros primeros músicos nacieron de una severa selección en Málaga, Bratislava y Moscú, que completaron una plantilla, cercana al centenar, capaces de poner la mejor melodía a las galaxias. La época de la alcaldesa Villalobos, venía con las notas de sus procacidades electorales, contra la música de mi Alcalde; encima frutos del ganador, tuve la oportunidad de leer un artículo periodístico de mi sustituto funcional (QEPD) y el actual gerente de la Orquesta malagueña; en el que se atribuían la gracia de traernos la auténtica cultura a los paisanos, me imagino que cansados de los oficios iletrados de don Pedro y su delegado durante 12 añejos, ego. De primero de música grupal, se aprende la palabra empaste, para avanzar con el colectivo día a día, ensayos y conciertos hasta la mejor optimización de los componentes.

En un colectivo tan amplio, se prevén las sustituciones, por múltiples causas; pero nunca debe ser norma amputar un gran número de instrumentistas por eventuales, rompiendo el son por el bolo. El actual gerente se decía amusical, mira por donde, pero era el placebo para los políticos que bajo el bastón de Francisco de la Torre han tenido en sus manos la OFM; porque el señor Ramírez, eficaz graduado, le cuadraba de sobrado el presupuesto.

Ahora se lee que la Inspección de Trabajo multa a la OFM por irregularidades en las contrataciones temporales a 50 músicos en prestación laboral de servicios entre 2021 y 2024, -según justifica la gerencia para completar plantilla-, yo digo a granel. Más que suerte, deseo cordura cultural y responsabilidad laboral; también los que me conocieron antaño, sabrán que hubiera hecho con tan desmañado oficiante. Aunque las oportunidades las pinten calvas, me pesan en demasía las letras que le dedico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios