Teatro en Málaga

Manquita o una escena para todos

Antonio Zafra y Zira Williams, en una función de la pasada edición de Manquita, en Málaga.

Antonio Zafra y Zira Williams, en una función de la pasada edición de Manquita, en Málaga. / Juan Mir Córdoba (Málaga)

No resulta descabellado señalar al teatro como uno de los mecanismos de exclusión más eficaces en la historia de la humanidad, ya sea en las diversas formas de sus escenarios o en las áreas reservadas al público. Restringido a quienes podían demostrar su condición de ciudadanos en la antigua Grecia, sin oportunidades para las mujeres intérpretes en la Inglaterra isabelina (feroz disgregadora de sexos), escrupuloso separador social en el Siglo de Oro y a prueba de bolsillos en la Europa de entreguerras, nuestro pasatiempo favorito no siempre se lo ha puesto fácil al público. En la Nueva York de comienzos del siglo XX hizo falta una revuelta y la ocupación ilegal de teatros por parte de quienes tenían prohibido el acceso sólo por vivir en determinados barrios para que las autoridades se decidieran a abrir un teatro público. Pero, si hablamos de integración, las artes escénicas no han sido mucho más amables que el resto de los órdenes sociales a la hora de dejar fuera a las personas con discapacidad (término que merece, todavía, una reflexión a fondo, en la medida en que la capacidad se ajusta a hormas cada vez más estrechas) ya sea a la hora de disfrutar una función o de trabajar en ella. En los últimos años, sin embargo, y en paralelo a una mayor sensibilización general, las artes escénicas se han revelado como un instrumento inestimable cuando se trata de hacer visible la diversidad de estas capacidades en un entorno tan significativo como es el escenario. Son cada vez más las compañías que integran en España a personas con distintas capacidades en sus filas en aras de lo que se ha venido a llamar teatro inclusivo, promovido a su vez a través de distintos festivales y programas. Desde el año pasado, Málaga cuenta con su propio festival de teatro inclusivo, bautizado de manera estratégica con el nombre de Manquita. Y estos días, hasta el próximo 17 de junio, Manquita celebra su segunda edición con distintas actividades, gracias a la colaboración de algunos de los principales teatros de la ciudad, el Ayuntamiento, la Diputación, instituciones como el Ateneo y el patrocinio de la Fundación Málaga.

Presentación de la nueva edición de Manquita, hace unos días, en el Teatro Cervantes. Presentación de la nueva edición de Manquita, hace unos días, en el Teatro Cervantes.

Presentación de la nueva edición de Manquita, hace unos días, en el Teatro Cervantes. / Fundación Málaga

El impulsor fundamental de Manquita es el actor malagueño Antonio Zafra, veterano de la escena, el cine y la televisión que no sólo se ha sobrepuesto a su sordera para mantener su carrera, sino que ha integrado con éxito esta condición en su manera de hacer y entender el teatro. Después de contar su experiencia en un espectáculo pionero como Oye, escucha, Zafra incluye a intérpretes de lengua de signos en sus montajes, así como audiodescripciones en sus funciones y conferencias. Manquita ha venido a ser una consecuencia natural de este empeño, con un alcance largo y prometedor. Esta segunda edición levantó el telón esta semana con las conferencias en el Museo del Patrimonio a cargo del director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga (ESAD), Francis Sánchez; el actor Juanma Lara y el director del Teatro Cánovas, Antonio Navajas, para que todos ellos cuenten sus experiencias en relación con los distintos proyectos de integración en los que trabajan. En el apartado formativo, la directora de la Escuela de Teatro Ricardo Iniesta de Úbeda, Nati Villar, reconocida con un Premio Max por su trabajo en pro de la integración social a través de la escena, impartirá el curso Teatro aplicado a la intervención social en el Centro Cultural Provincial MVA el 2 y 3 de junio. Y también el día 2 de junio, en el mismo centro, tendrá lugar el estreno absoluto del nuevo espectáculo de la Compañía de Antonio Zafra, Ansia, un ambicioso proyecto que sube a escena distintos testimonios relacionados con la salud mental, sus diagnósticos y sus problemas de integración social, a partir de la idea original de Manuel Santiago y con la dirección de Víctor Alfonso

La danza como gran novedad

El certamen continuará el domingo 4 de junio de nuevo con Nati Villar, esta vez en su faceta artística, y la representación del espectáculo La maleta de mi abuela junto a Manuel Martínez en La Cochera Cabaret. Mientras tanto, del 3 al 11 de junio, la Sala Joaquín Eléjar acogerá una adaptación inmersiva del Informe para una academia de Franz Kafka con la dramaturgia de Nacho Gutiérrez, la dirección de Norberto Rizzo y la interpretación de Adrián López. Especial protagonismo se reserva en el cartel otro estreno absoluto, el de los Títeres de cachiporra de Federico García Lorca a cargo del Taller de Teatro Permanente de la Asociación Cultural Inclusiva Manquita Málaga (primera entidad gestora del festival). El 15 y 16 de junio, la Sala Muñoz Degrain del Ateneo de Málaga acogerá otra interesante propuesta: Lo que tus ojos no pueden ver, singular adaptación del relato de Edgar Allan Poe El corazón delator que se representará en total oscuridad, de nuevo bajo la dirección de Norberto Rizzo. El mismo día 15, la danza entrará por derecho propio a la Manquita por primera vez con la representación en el Teatro Cánovas de Etérnel, espectáculo en torno a Gala y su relación con Salvador Dalí, con la dirección coreográfica de Sandra Abril Hita. Finalmente, la clausura tendrá lugar el 17 de junio en el Teatro Cervantes con La terminal del amor, espectáculo coproducido por la Compañía El Malecón y el grupo de teatro de la ONCE en Málaga. 

Un teatro para todos era posible. Y, por si acaso, tenemos en Málaga a la Manquita para demostrarlo.  

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