Unicaja

Unicaja - Baskonia: Oda al baloncesto (95-91)

  • El Unicaja y el Baskonia ofrece un gran espectáculo que acaba del lado malagueño (95-91)

  • El público despide cantando “A por la Champions” antes del viaje a Belgrado por la BCL

  • Las fotos de la victoria

  • Así fue el partido

Osetkowski y Alberto Díaz celebran.

Osetkowski y Alberto Díaz celebran. / Carlos Guerrero

Monumental partido de baloncesto en el Martín Carpena. Un clásico de la canasta patria, Unicaja-Baskonia, sublimado por dos equipos que pelearon hasta la última gota de sudor un partido de temporada regular que permite a los malagueños continuar al frente de la ACB a cuatro jornadas del final. Hay que pellizcarse y no olvidar de donde se viene. Honores para un bloque vasco que expuso su tradicional carácter competitivo, tras una semana de exigencia tremenda, con partidos en Belgrado ante el Maccabi y en Vitoria ante la Virtus para acceder al play off de la Euroliga. Y ese fue el nivel del partido, porque los alaveses pelean por no ausentarse en el de la ACB (ya se perdieron la Copa). Dominaron el grueso del choque, pero el Unicaja es un equipo pétreo que sabe manejarse en distintos escenarios de partido y que tiene el botón rojo para pulsar cuando el factor físico en los últimos minutos es determinante. Y estaba más entero, por el calendario, hay que admitirlo, y también porque la apuesta de Ibon es ésta. 95-91 acabó el duelo al sol en el Carpena, con una gran riqueza de matices para el análisis. Markus Howard, sin apenas impacto en el partido por las faltas hasta el cuarto final, tuvo un triple para empatar el partido, pero no entró y el rebote cajista permitió a Taylor sellar el triunfo.

El partido empezó ya en combustión (27-35, primer cuarto). Suelen decir los jugadores que la Euroliga cansa mucho pero que también da un ritmo de piernas sin par. El Baskonia percutía con Sedekerskis y Marinkovic, el Unicaja repelía con Carter. Los vascos atacaban con cinco hombres abiertos y eso multiplicaba los espacios, aún sin Howard. Costello hacía un butrón desde la media distancia y con continuaciones (20 puntos al descanso). El reverso era que el equipo malagueño dominaba el rebote y que también podía ser muy vertical y agresivo hacia el aro rival, no sólo en transición o contraataque, también en estático. 9/12 era el porcentaje del triple en los gasteiztarras al final del primer cuarto. Un ejemplo, Sander Raieste había metido cuatro triples en toda la temporada ACB. Sus dos primeros lanzamientos desde detrás de la línea fueron dentro. Y ello sin Howard, que apenas estuvo en cancha por tres faltas rápidas.

El Unicaja se agarraba bien al encuentro. Esa proverbial capacidad competitiva la tiene en días más o menos acertados siempre. Y es un tesoro. Cuando un equipo está acostumbrado a dominar, con frecuencia a arrasar, encontrarse en estas situaciones en las que el contrario marca el ritmo y el marcador está en rojo no son sencillas de gestionar. En ese margen entre cinco y 10 puntos a favor de los baskonistas circulaba el partido (48-54 al descanso, con los rivales frisando el 70% en tiros de campo). El equipo de Ibon aumentó la agresividad y la intensidad tras el paso por el vestuario. El arbitraje permitía algo más el contacto. Y señalizaron tres antideportivas al Baskonia cuando el Unicaja intentaba correr, la orden de los equipos es intentar frenar y usar faltas para evitar situaciones de canastas fáciles. Lo mucho que da Perry a veces también lo quita. Y hay que acostumbrarse, debería saberse ya después de año y tres cuartos de baloncesto espectacular, a que este equipo corre porque es su estilo y porque nunca ha ganado más que esta temporada que de esta manera. Por eso a veces hay alguna precipitación. Pero, si Barreiro tiene dos tiros seguidos abierto y sin oposición en la esquina, la orden es que tire. Y si falla, ya entrarán. El plan también es plan cuando no funciona. Osetkowski había mostrado su nivel tras el virus que le dejó débil. Había tenido un inicio de segundo tiempo tremendo.

El partido empezaba a estar negro cuando Rogkavopoulos metía un triple en carrera (60-71) poco antes del final del tercer cuarto. La dinamita del Baskonia es tremenda. Ahí puso pies en pared el Unicaja. Parcial demoledor de vuelta. Palmeo esencial de Kravish sobre la bocina del minuto 30. Y descarga posterior para un 21-2 (83-75).

Podía parece el partido atado. Craso error. Markus Howard aún no había mostrado sus últimos trucos. Poquísimos jugadores condicionan tanto las defensas rivales como el diablo baskonista. Las diferencias ante este rival valen menos porque tiene en sus manos tres triples, nueve puntos, en un minuto sin pestañear. Entraba con cinco puntos y balón el Unicaja en el último minuto, pero Howard se fabricó una falta de Alberto y comprimió a dos (93-91). Taylor sólo metió uno y Howard tuvo el triple del empate. Con Díaz punteándole, el balón lo escupió el hierro. Y la oda al baloncesto tuvo el color verde y morado del Unicaja, que se va a Belgrado con un chute de autoestima y su afición cantándole “A por la Champions”. Es un título ganable, aunque es deporte y se puede perder. Pero nunca se olvidará esta temporada 2023/24.

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